Como dicen los expertos la “milla extra”, en donde se da más valor a ser asertivos en nuestras decisiones, a ser más exactos en nuestro rendimiento, en el que nos invitan a competir no con otros, sino con nosotros mismos para ser cada día un poco mejores.
En estas circunstancias podemos caer en la trampa del burro y la zanahoria, exigiéndonos cada vez más, sin permitirnos el descanso, el momento de ocio, porque parece que es tiempo perdido, llegando de este modo al auto agotamiento. Y éste no viene solo, trae sus consecuencias, un amplio abanico de enfermedades como el síndrome de Burnout (síndrome del quemado) que consiste en estar sometido de una manera continua y excesiva (crónica) a demandas muy estresantes, llevando paulatinamente al agotamiento tanto físico como mental y acabando por desmotivarse por su trabajo y provocando problemas de salud.
Sus síntomas pueden ser agotamiento extremo, disminución de la implicación laboral, hostilidad, negación de los síntomas existentes, problemas de concentración, estrés constante, bajas expectativas con el trabajo, baja autoestima laboral, desilusión o apatía por el trabajo, síntomas de ansiedad y depresión. Una forma de ayuda para éste síndrome es lograr un equilibrio entre el tiempo de ocio y el tiempo laboral, desconectando en los momentos de ocio.
Otras enfermedades pueden ser: psicosomáticas, depresión, insomnio, nerviosismo, problemas digestivos, enfermedades autoinmunes y la lista es interminable.
A estas alturas buscamos una solución desesperadamente, es allí donde debemos parar, darnos un descanso una vez a la semana, cada quince días o al menos una vez al mes. Pero ¿qué hacer?
Una buena forma de resolver esta inquietud es tomar una sesión de Reflexología, ya que ésta nos brinda todos los beneficios de la relajación y además nos da un plus, que es llevar al organismo a su estado de equilibrio, liberarlo de toxinas, mejorando el sueño, la circulación, rompiendo el ciclo del estrés, ya que el organismo no está preparado para mantener un estado de estrés constante, mejorando todo tipo de enfermedades y nuestro estado de ánimo.
Por eso es importante darnos un premio a nosotros mismos, ya que dimos nuestro máximo esfuerzo, hicimos lo mejor que pudimos, de acuerdo a nuestros conocimientos y entendimiento.
Darnos un mimo, permitirnos ese espacio de ocio, a su vez de una forma productiva ya que en una sesión estamos regenerando todo el organismo, de la misma forma como cuando llevamos nuestro auto al service, o mejor aún, es como cuando el artista afina el instrumento para que a la hora de comenzar el recital, el mismo nos brinde su mejor sonido.
De la misma manera el Reflexólogo va armonizando las diferentes partes del cuerpo, para después seguir nuestras vidas más livianos, con nuevas energías y seguros de que nuestros órganos y sistemas regresaron a su sincronismo natural, a la tranquilidad del buen funcionamiento, sin someternos a terapias extenuantes y así poder compartir mejor nuestro tiempo en el trabajo, con la familia y con amigos.
Por eso, date la oportunidad de disfrutar de una sesión de Reflexología, que dura entre cuarenta y sesenta minutos, con la frecuencia que esté dentro de tus posibilidades, sabiendo que estás haciendo mucho más que relajarte, estas sanando tu cuerpo, que es el único que te llevará a todas partes durante toda tu vida.