La resiliencia es la capacidad de poder confrontar y superar circunstancias adversas. Algo tan importante en estos tiempos de dificultades.

Se trata de una cualidad psicológica, compuesta por habilidades emocionales, cognitivas y sociales, que poseen muchas personas naturalmente, la cual les permite transformar constructivamente las situaciones que les causan daño o sufrimiento. En lugar de dejar que las dificultades o el fracaso los superen y modifiquen negativamente su vida, las personas altamente resilientes encuentran la manera de cambiar de rumbo, sanar emocionalmente y seguir avanzando hacia sus metas.

Esta característica, no les pertenece sólo a aquellos que la traen innatamente, la resiliencia es una capacidad que puede desarrollarse a cualquier edad y en cualquier persona.

Muchos factores que determinan la resiliencia, como la genética y las experiencias tempranas (y posteriores) de la vida, no se pueden modificar, pero se pueden aprender habilidades específicas para desarrollar la resiliencia. Estas incluyen romper los ciclos de pensamiento negativo, rechazar las interpretaciones catastróficas de los sucesos y aumentar la valoración de los recursos propios.

Los hábitos saludables (dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio) pueden reducir el estrés, lo que, a su vez, puede aumentar la capacidad de recuperación. De manera similar, asegurarse de cultivar relaciones cercanas puede ayudar a una persona a encontrar apoyo cuando surgen problemas. Pensar regularmente en lo positivo y vivir activamente de acuerdo con los valores propios se relaciona también con una mayor resiliencia.

Cualquier crisis, como lo es actualmente la pandemia de Covid19, puede poner a prueba la resiliencia. Buscar ayuda y apoyo emocional en seres queridos, aumentar el cuidado personal y concentrarse en los aspectos de la situación que están bajo control puede ayudar significativamente a fortalecer la capacidad de afrontamiento resiliente.

Es muy importante entender que no se trata de fingir: ignorar la frustración que surge ante un revés, mostrar superación cuando se sufre por dentro, o convencerse de que es agradable fallar. La resiliencia se practica y desarrolla en un proceso, no hay cambios instantáneos.

En cambio: Aceptar las emociones que vinieron con el revés, sentir curiosidad por saber por qué las cosas salieron mal y cómo pueden mejorar en el futuro, y practicar la autocompasión son los caminos correctos.

Sólo es cuestión de animarse y encontrar dichos caminos, que nos llevarán a ser personas más saludables emocionalmente y tener mejores vidas.

Gabriel Fioretti