En el mundo de los aromas, la diversidad es tan amplia que no hay reglas precisas para elegir uno. Todo depende de tu personalidad y tus gustos. Sin embargo, las fragancias se dividen en las llamadas “familias olfativas”, las cuales pueden servirte de guía para seleccionar la que mejor vaya con tu estilo personal.
Familias olfativas
Antonio González de Cosío, experto en moda y autor de “El libro del estilo”, clasifica las fragancias en las siguientes familias olfativas.
- Florales: Como su nombre lo indica, sus notas dominantes provienen de una o muchas flores. Son ideales para mujeres románticas y femeninas, a las que les gusta que su aroma proyecte dulzura.
- Frescas: Su carácter es juvenil, frutal o cítrico. Transmiten dinamismo, coquetería y limpieza. Más que adecuadas para mujeres sencillas, minimalistas y modernas.
- Chipres: Los perfumes que pertenecen a esta familia están inspirados en una fragancia llamada “Chypre”, creada por Coty. Se caracterizan por tener notas de musgo, roble y pachuli (planta exótica). El icónico Chanel No. 5 forma parte de este grupo, así que estos aromas le van bien a las mujeres con cierto aire de divas.
- Cuero: Tienen notas ahumadas y amaderadas que se combinan con aromas florales. Poseen una personalidad más masculina, así que son ideales para mujeres “poderosas” o de carácter fuerte.
- Amaderadas: Este tipo de fragancias son más populares entre los hombres, ya que transmiten masculinidad. Su aroma es delicioso y maduro pues contienen sándalo, cedro, ciprés y notas de pachuli.
- Orientales: Son las fragancias más sexys, ya que generalmente se crean a base de especias y esencias exóticas. Se componen de notas de vainilla, ámbar y flores poco comunes. Perfectas para mujeres sensuales y de belleza misteriosa.
Un perfume posee una estructura concebida en forma de pirámide olfativa dividida en tres partes: las notas altas (las que se perciben desde la vaporización, frescas y volátiles), las notas medias o corazón del perfume (más voluptuosas, aparecen al cabo de 10 min) y las notas bajas (pesadas y tenaces, son las que fijan el perfume). Uno conoce el verdadero olor de un perfume una hora después de aplicarlo, cuando todas las notas salen a la luz.
Una de las tantas preguntas que nos hacemos es si debe ser eau de toilette, perfume, agua fresca, aceite perfumado o loción. No siempre es fácil elegir la fórmula que mejor se adapta a nosotras. Es necesario saber que el eau de toilette es ideal para usarlo a diario ya que deja una estela discreta. También van bien las lociones y polvos que perfuman delicadamente la piel. Para una fragancia más intensa, elegí un eau de parfum o incluso un perfume, un auténtico fondo de armario que te va a vestir toda la noche.
Tenés que recordar que un perfume debe revelarse con sutileza. Dos o tres pulverizaciones son suficientes para oler bien el resto del día.
Por último, no podés dejar de tener en cuenta que al perfume no le van bien ni la luz, ni las variaciones de temperatura, ni el calor… Conservalo en su embalaje original. Un perfume bien conservado tiene una vida de entre 2 y 5 años. Sin embargo, si el perfume ya está empezado, el aire altera el contenido y termina por alterarlo. Un frasco sin abrir puede conservar el olor durante años. Sin embargo, el color del perfume puede sufrir modificaciones, hecho que no significa que la fragancia se haya alterado.