El método Gandhi

Hace 150 años, el 2 de octubre de 1869, nació en Porbandar, al noroeste de India, un hombre que es recordado como el líder de la no violencia y de la lucha sin armas: Mohandas Karamchand Gandhi.

No herir, abusar, oprimir, esclavizar, insultar, atormentar, torturar ni matar a ninguna criatura o ser vivo.
(Fundamento de la religión jaimista)

De frágil contextura, apenas vestido con un dhoti (una prenda típica de algodón que usan los hombres en la India), lentes redondos, un bigote generoso, unas orejas y una nariz grande y de cabeza rasurada al mínimo, así lo retratan las imágenes de este personaje rodeado de multitudes, con una amplia sonrisa o en una cama casi desmayado por sus largos ayunos.

Gandhi le provocó las peores pesadillas al Imperio Británico. La vida lo fue llevando a convertirse en el guía espiritual y político del movimiento popular que promovió la independencia de su nación.

Winston Churchill, el gran líder británico de todos los tiempos, dijo en 1931 sobre su adversario: “Es alarmante y nauseabundo ver al señor Gandhi, un abogado sedicioso, posando ahora como un faquir… dando zancadas medio desnudo subiendo las escaleras de la casa del virrey». En otra ocasión, expresó sin pelos en la lengua que “Gandhi no debería ser liberado por la simple amenaza del ayuno”. Y también expresó –imaginamos con enojo- que “nos desharíamos de un hombre malo y de un enemigo del Impero si muriera”.

El llamado Raj Británico estaba conformado por lo que hoy son los países de India, Pakistán, Bangladesh y Birmania. Fueron colonia entre 1858 a 1947, cuando los británicos entendieron que no podían seguir reprimiendo el clamor popular de independencia.

Gandhi luchó a su manera contra el imperialismo británico, creía firmemente en la unidad de castas, sin distinción de creencias religiosas. En la India de entonces, como ahora, estaba densamente poblada, dividida en cientos de grupos étnicos, con creencias y culturas diversas. Por esa razón se mostró en desacuerdo cuando los británicos acordaron con los líderes políticos dividir la colonia e independizarlos en dos: los musulmanes en Pakistán y los hindúes en la India.

Unos meses después, el 30 de enero de 1948, un extremista hindú le disparó tres veces en el pecho a Gandhi cuando salía de su residencia en Nueva Delhi para orar. Algunos celebraron su muerte, pero para la mayoría de los indios fue una tragedia nacional. Casi un millón de personas acompañaron la procesión fúnebre hasta las orillas del río Yamuna, donde se hizo la ceremonia de cremación.

Mahatma

El escritor y filósofo indio Rabindranath Tagore, contemporáneo de Gandhi, lo bautizó como Mahatma, que significa en sánscrito “Alma grande”.

Gandhi nació en una familia burguesa. Su papá fue comerciante y llegó a ocupar el cargo principal del gobierno en Porbandar. Su mamá le infundió el jainismo, una antigua religión de la India que dice que los animales, las plantas y los seres humanos son almas vivas de igual valor y deben tratarse con respeto y compasión. Los jainistas son estrictamente vegetarianos y para ellos el principio supremo de la vida es el ahimsa, es decir, la no violencia que tanto practicó Gandhi.

A los 13 años se casó con Kasturba, una chica de su misma edad. Tuvieron cuatro hijos antes de cumplir 36 años. Fue cuando él decidió seguir la castidad y alejarse de cualquier “placer y lujuria”. Llegó a decir que el sexo era sólo necesario para la procreación.

El recorrido de su vida es fascinante. Tuvo la oportunidad de ir a estudiar abogacía en Londres y no dudó ni un instante. Mientras cursaba, trató de ser un joven más de la University College of London, pero ser hindú en Inglaterra no estaba bien visto y recibió más de un desaire de sus compañeros.

Con el título de abogado, se instaló en Bombay, pero sin éxito. Se mudó a Rajkot, donde tuvo un altercado con un oficial británico y se le cerraron las puertas y no pudo litigar más. Hasta que en 1893 aceptó la propuesta de ir a trabajar a la ciudad de Natal en Sudáfrica. Fue entonces cuando realmente se dio cuenta que los indios eran discriminados por los blancos.

Todo empezó en Sudáfrica

Cuenta la leyenda que Gandhi viajaba en tren a Pretoria y tuvo que bajarse porque no lo dejaron sentar en primera clase. Tenía que ir en el vagón de los negros. La indignación le dio pie para armar un movimiento político que fue uniendo a más de 150.000 indios que vivían en Sudáfrica para exigir sus derechos. Pensó en regresar a la India, pero se quedó para organizar la resistencia de sus compatriotas ante el proyecto de ley de quitarle el derecho a votar a los indios.

En los 22 años que permaneció en ese país, su figura como líder social se afianzó. En 1913, comandó la marcha de Transvaal hasta Natal en protesta por un impuesto injusto a los indios. Al año siguiente, las autoridades británicas dieron marcha atrás con dicho impuesto y autorizaron a los asiáticos a residir en Natal como trabajadores libres.

Por esto fue a la cárcel, maltratado y ultrajado; pero siempre mantuvo la calma, sin violencia, sólo apegándose a la verdad.

Gandhi

De vuelta a casa

Gandhi con su mujer y sus hijos regresaron a la India en 1915 con la fama a cuesta de lo que había hecho en Sudáfrica. Debía continuar su lucha en su propia nación colonizada por los británicos. Fundó el partido llamado Congreso Nacional Indio, que promulgaba un estatuto de autonomía y de independencia. Poco a poco, miles de indios de todas las castas se fueron uniendo a la causa, aunque no todos pensaban que sus métodos pacíficos dieran resultado.

Sin dudas, la protesta liderada por Gandhi fue la Marcha de la sal entre el 12 de marzo y el 6 de abril de 1930. Los indios pedían que se terminara el monopolio de la producción de sal que imponían los británicos y que se les permitiera producirla artesanalmente sin pagar tributos a la Corona. En un país empobrecido, sin energía eléctrica, la sal era un elemento de necesidad común para todos; por eso, consiguieron que la desobediencia civil se hiciera masiva, sumando cientos de miles de seguidores, hindúes y musulmanes, sin importar castas ni rangos sociales. La marcha recorrió los 300 kilómetros que separaba el ashram donde vivía Gandhi al noroeste del país hasta la playa del Océano Índico. Allí, recogieron agua y la evaporaron para sacar la sal. Ese gesto fue replicado en toda India. Más de 60.000 “ladrones de sal” fueron arrestados, entre ellos Gandhi, quien pagó nueve meses de prisión sin resistirse a la autoridad.

Ya liberado, gana un lugar en la conferencia que discute el futuro de la India que se realizó en Londres. Viajó y dio un potente discurso vestido con su ropa tradicional india, ante la mirada atónita de los caballeros ingleses. Pero fue todo en vano, los británicos no estaban dispuestos a hablar de independencia y los musulmanes y otros delegados indios no se unieron a la causa porque consideraron que Gandhi no los representaba. De todas formas, tuvo una audiencia con el rey Jorge V y visitó los trabajadores de las fábricas en Lancashire. Gracias a estas apariciones, el nombre de Gandhi comenzó a conocerse en el mundo entero. De todas maneras, renuncia como líder del Congreso Nacional Indio.

En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, el primer ministro británico Churchill utiliza tropas de indios para combatir a los nazis. Gandhi no está de acuerdo porque su país sigue subyugada por el Imperio. Protesta, ayuna, exige y le vale el arresto domiciliario con su esposa y su grupo más cercano de colaboradores. Las protestas violentas que piden la liberación de Gandhi estallan en todo el país, pero Churchill no cedió. Kasturba muere en prisión, en unos meses antes de que Gandhi salga libre en 1944.

El legado

El escritor Ramachandra Guha recopiló en dos tomos voluminosos la vida de este líder. Resalta lo bueno y también los puntos grises de Gandhi, como sus experimentos para comprobar su celibato acostándose desnudo con un par de jóvenes parientes.

Guha dice que Gandhi apoyó enfáticamente la educación femenina y estaba abierto a que las mujeres trabajaran en oficinas y fábricas, creía que la carga de criar hijos y atender el hogar debería ser de las mujeres. “Según los estándares actuales, Gandhi debería considerarse un conservador. Pero, contra los estándares de su propia época, era sin duda un progresista».

Gandhi es recordado por métodos pacíficos para doblegar a sus adversarios. Ayunaba, marchaba en silencio y así desarmaba la agresión de los ingleses. Fue el artífice de la independencia india, pero su sueño de unión se frustró cuando se dividió la nación al entregarla los británicos. Quedó su enseñanza: el ahimsa (no violencia) como base para la lucha en paz. Un ejemplo que inspiró a Martin Luther King y a Nelson Mandela, entre otros.

Roxana Castillo