Los pies son complejas estructuras que dan soporte y sostén al cuerpo. Encargados de la marcha, la bipedestación y el equilibrio entre sus principales funciones.

Cuando un pie nos duele, lo notamos a cada paso, en cada momento y es por ello que deseamos curarlo y solucionar el conflicto cuanto antes. Ya sea porque lo golpeamos, o porque le salió un callo o un juanete, o porque padece de fascitis plantar o espolón calcáneo… cualquiera sea la causa, la afección en los pies no pasa inadvertida.

Cada vez que nos paramos, todo nuestro peso recae sobre los pies y, cuando caminamos, el peso se balancea de un pie hacia el otro; es decir, todo nuestro peso es soportado por un sólo pie.

Muchas veces a causa de poseer una mala pisada, ya sea que se tiene pie plano o pie cavo u otro tipo de pie, tras el paso del tiempo los pies comienzan a formar durezas sobre la piel llamadas hiperqueratosis. Estas son adaptaciones del cuerpo para soportar la excesiva descarga de peso a la que se está sometiendo a un determinado sector del pie. En algunos casos, esas zonas están ubicadas en la zona central del metatarso, o en el borde del dedo gordo (hallux) o en el reborde del talón. Estas zonas suelen doler. Para ello existen distintas ortesis que se colocan sobre el pie para aliviar los dolores.

Cuando uno sufre un dolor en un sitio determinado del pie, inconscientemente altera su marcha, su modo de caminar. Para evitar o disminuir la sensación de dolor, el cuerpo genera microalteraciones en su forma de caminar lo que, muchas veces, trae efectos secundarios por estar “rengueando”. Por ello, cuando se sufre un dolor en el pie (o en ambos) se sugiere colocar elementos apropiados de gel (silicona) como protectores de callos, o protectores de ojo de gallo por mencionar algunos.

Existen casos en los que los dolores de los pies son causados por la deformación de alguna articulación, la más común es el hallux valgus popularmente conocida como juanete. Esta alteración se da en la articulación metatarsofalángica y suele provocar además de deformación, dolor en quien la padece. Es la articulación más importante en la fase de “propulsión” de la marcha: es decir, cuando uno se impulsa para dar un paso. Y, si se encuentra alterada, generará dolor. En casos muy avanzados, el juanete se puede operar pero, para todos los casos en los que no se opera, se puede aliviar y tratar con elementos de gel muy cómodos y suaves que ayudaran a que el juanete no progrese y lo protegen del roce del calzado que puede llegar a provocar úlceras sobre la piel. Nos estamos refiriendo a los separadores de dedos y protectores de juanetes.

Los pies, en sus complejas estructuras, poseen una base: la planta. Esta es la que se encuentra en permanente contacto con el piso y muchas veces, por tensión muscular, uso de tacos, de ojotas, alpargatas u otros, pueden doler.

En los casos en los que se retrae y se inflama la fascia plantar (membrana que recubre la planta del pie) se instala la fascitis plantar. En estos casos los pacientes suelen referir molestias y dolores a la altura del talón y/o del arco longitudinal del pie. Su tratamiento suele indicarse con hielo, elongación de la fascia plantar, plantillas ortopédicas y colocación de taloneras de silicona que acorten la fascia retraída y amortigüen cada paso. Si la fascitis no se trata, suele derivar en espolón calcáneo y, para esos casos, se utilizan taloneras de silicona para espolón.

Todos estos elementos podológicos de gel, por mencionar algunos, ayudan a mejorar la calidad de vida, a disminuir o eliminar los dolores y a curar o solucionar los conflictos por los que los pies pueden atravesar.

Existen otros tipos de elementos como olivas metatarsales, bandas metatarsales, almohadillas metatarsales, fundas o dedales de gel entre otros que recubren las zonas de dolor o de hiperqueratosis del pie o pies siempre con la misma finalidad: mejorar la calidad de vida de la persona, disminuir o eliminar el dolor y detener o curar la alteración por la que están atravesando los pies.

Como se dijo anteriormente, si nuestros pies se encuentran alterados, lo notaremos a cada paso que damos, cada vez que nos pongamos de pie, desde el primer momento del día por la mañana al salir de la cama hasta el último paso que demos por la noche antes de entrar a la cama para descansar. Es por ello que el correcto y buen cuidado de los pies es tan importante. Nuestro propósito es asegurar la salud y el bienestar del cuerpo que, en definitiva, es quien nos acompaña desde el primer día de vida y lo hará hasta el último.

Jerónimo del Campillo

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