Cómo alcanzar nuestros objetivos

En un contexto tan vertiginoso como en el que nos encontramos, propio del ritmo de vida actual, muchas veces nos manejamos por inercia, sin saber siquiera si lo que estamos haciendo hoy nos acerca al lugar donde queremos estar mañana.

¿Cómo lograrlo?

Generalmente sabemos qué queremos, pero a menudo el cómo lograrlo es un camino que parecemos no conocer. Sea en el plano personal, laboral, o en cualquier otro, podemos hacer mucho al respecto.

Antes que nada, es fundamental tener (y mantener) una actitud positiva frente a los nuevos desafíos. Como siempre digo, rendirse no es opción, así que teniendo eso en mente, el punto de partida, por más obvio que parezca, es plantear un objetivo general bien claro y real. Y con esto último no me refiero a que sea fácil, sino que esté al alcance de nuestras posibilidades. Al hacer esto, podremos proyectar nuestro camino en una dirección determinada.

El paso siguiente es establecer metas a corto, mediano y largo plazo, que podamos ir cumpliendo en tiempos estimados. Esto nos permitirá lograr pequeños éxitos previos a la concreción del propósito final, los cuales no sólo nos ayudarán a combatir la frustración propia de la ansiedad, sino que además nos mantendrán entusiasmados y harán el camino más simple.

A todo lo mencionado anteriormente, sólo resta algo más: agregarle un plazo. Es entonces que dejamos de hablar de un sueño, y pasamos a tener un plan.

Ahora que ya la base está formada, éstos son algunos puntos a tener en cuenta:

  • Cambiar los hábitos: si hacemos siempre lo mismo, no cambiarán los resultados obtenidos. Por lo tanto, debemos establecer nuevas reglas y rutinas, en pos de generar situaciones más favorables.
  • Identificar los recursos necesarios: saber qué cosas ya tienes a tu favor y cuáles te faltan es imprescindible para conocer tus capacidades y potenciarlas, valiéndote de las herramientas que creas convenientes.
  • Dedicarle tiempo: debemos destinar una cierta cantidad de horas semanales a la práctica de acciones inherentes al proyecto, ya que, si no hacemos, no avanzamos.
  • Crea el entorno adecuado: es importante que el contexto en el que te manejes sea propicio y consecuente con lo que quieras lograr. Por ejemplo, si tu objetivo es bajar de peso, o comer en forma más saludable, lo ideal sería que elimines de tu casa todos aquellos alimentos que no cumplan con la dieta que debes seguir.
  • Controla tus progresos: tener una libreta donde vayamos anotando nuestros logros y metas cumplidas es una buena forma de no perder el eje y mantenerse motivados; ya que al sentirnos estancados podemos ver con facilidad hasta q punto hemos llegado, y en qué dirección debemos seguir.
  • Ser flexibles: hay que ser conscientes de que, si bien somos los arquitectos de nuestras propias vidas, hay factores que no controlamos. Así que, si en algún punto no somos capaces de superar un obstáculo, debemos adaptarnos y buscar una nueva solución, pero jamás abandonar el proyecto.

Es importante no olvidar que cumplimos un rol sumamente activo en nuestras vidas, y que somos responsables de la dirección en que las llevamos. Tener en mente las satisfacciones que nos puede dar el hecho de concretar lo que tanto ansiamos debe ser nuestro motor y fuerza de voluntad. No sólo basta con soñar y esperar, sino que hay que planificar, ejecutar y ser determinados hasta el cansancio. Al fin y al cabo, y tal como lo dice la frase: “Quien no lucha por lo que quiere, no merece lo que desea”.

Any Navarro

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