PNL: Re-aprender para crecer

A inicios de los años ´70, casi por accidente, Richard Bandler y John Grinder, con la colaboración de un psicoanalista, un psiquiatra y un hipnoterapeuta, impulsaron lo que conocemos como PNL, acrónimo de Programación Neurolingüística.

Se dedicaron, por un lado, a estudiar los patrones de comportamiento que hacían a una persona destacarse en un determinado campo. Por el otro, de qué manera podemos comunicarnos efectivamente, y de qué manera lo hacen las personas sobresalientes.

A partir de allí, la PNL se ha dedicado a enseñarnos no sólo cómo alcanzar el éxito, sino también a comprender y desarrollar conductas esenciales para alcanzarlo. En otras palabras, nos empuja a orientamos a resultados, a descubrir nuestros propios recursos y realizar las correcciones necesarias, sin perder el objetivo de vista.

Siguiendo a Joseph O´Connor y Jonh Seymour, de forma independiente, del campo de aplicación, para ser exitosos en la vida debemos tener en cuenta tres cosas:

  1. La meta.
  2. Estar con los sentidos en alerta.
  3. Adaptarnos a los cambios.

¿Por qué estos elementos y en este orden? Sencillamente por dos motivos, el primero, debemos conocer nuestro objetivo para reconocer oportunidades de conseguirlo. Segundo una vez reconocidas las oportunidades, ser efectivo y adaptativo, para alcanzar los resultados que pretendemos.

¿En qué campos se puede aplicar la PNL?

Comunicación, educación (en todos los niveles), liderazgo, negociación y resolución de conflictos, ventas, management y disciplinas deportivas, tanto de desempeño individual como colectivas. La vida en general, en donde quiera sobresalir yo desempeñarse con un criterio de excelencia.

¿Cómo hacemos para alcanzar los objetivos propuestos?

Hay varias técnicas, pero les facilitaré los operadores modales de necesidad. Suena más complicado de lo que es, ya que es muy simple de poner en práctica. Consiste en modificar nuestra forma de manifestar algo, de verbalizar, pero la modificación debe hacerse desde nuestro interior.

Vamos a empezar con algo muy sencillo. Imaginemos que a usted le da vergüenza/timidez hablar con alguien en particular. 

1) Hágase estas preguntas:

  • ¿A qué se debe? (soy tímida/o en general; me cohibe/inhibe con su presencia; no se como abordarla/o)
  • ¿Tiene una intencionalidad? (que me de su teléfono; invitarla/o a salir; pedirle algo prestado; puede agregar otra opción)
  • ¿Cómo me afecta? (me estresa; frustra; entristece; confunde; puede agregar otra opción)
  • ¿A quién más afecta?

2) ¿Cómo modificar una conducta para alcanzar un objetivo?

  • Ya identificó a qué se debe. Soy tímido/a.
  • Tiene una intención. Invitarla/o a salir.
  • Le afecta, porque sabe que quiere hablarle, y le interesa. Ergo, se frustra.
  • A un amigo/a que está cansada/o de escucharla/o y que no avance.

 3) Procedimiento para el éxito

  • Sabe que quiere hablarle y porqué no lo hace
  • También tiene un objetivo.
  • En este punto dejará de preguntarse ¿qué pasaría si…?
  • Pensará en una excusa para hablarle.
  • Visualizará la situación próxima, la ropa que usará, el lugar, si hay música de fondo, voces, colores, incluso si hay otras personas…todo lo más vívido posible.
  • Imagine una conversación y evite usar las palabras “no”, “debí”, “pero”, “tendría”… sea acertiva/o. Su cerebro (afortunadamente), no procesa frases/afirmaciones en negativo.

Piense en términos de causa y efecto ¿cómo haría para que ocurra eso que tanto desea? (aprender guitarra, hablar un idioma nuevo, ser un hábil negociador, aprobar materias de una carrera, practicar un deporte, lograr un ascenso laboral, complete aquí su meta…)

Plantee un objetivo, y vaya por ello con toda su conducta, pensando en un criterio de excelencia. Imagine que lleva a todos lados una mochila, y dentro de ella hay herramientas, recursos internos. Están ahí para usted, para ayudarlo a crecer. Equivocarse está permitido, no limite su mundo.

Elizabeth Farías

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